Alrededor de un 10% de la población española, más de 4 millones de personas, realizaron algún tipo de voluntariado durante el último año, según el Observatorio del Voluntariado de España. En el Día Internacional del Voluntariado, y en el que es el octavo capítulo del podcast ‘Por el mundo que queremos’, contamos con los testimonios de la responsable de Voluntariado y participación del Grupo ABD, Elisa Gutiérrez, junto con Victoria Calvo, Elicer Navarro y Leire Fernández, quienes realizan voluntariado en la entidad.
“Existen tantas motivaciones como personas”, señala Elisa Gutiérrez. Son personas que “ante una realidad que les interpela, que les chirría… quieren aportar su conocimiento, su tiempo o sus capacidades. También hay personas que quieren acercarse al mundo de lo social porque en un futuro querrán trabajar en este ámbito”, explica sobre las personas que hacen voluntariado. Además, el voluntariado “es un derecho que tiene la ciudadanía a participar, a construir sociedad, a construir comunidad”, recuerda.
Los requisitos para hacer voluntariado están recogidos en la legislación, pero en general basta con ser mayor de 16 años – 18 para los programas de atención a las drogodependencias -, tener tiempo y ganas de implicarse. Además, hay que entender que no es un trabajo, no es una obligación pero tampoco hay ninguna contraprestación.
En cuanto a las tareas que llevan a cabo las personas voluntarias también son variadas. Lo primero es ajustar o “canalizar” las motivaciones a las necesidades y programas de la entidad, pero también hay personas que quieren hacer voluntariados relacionados con su ocupación habitual y otras que quieren hacer cosas totalmente diferentes. “Hay que encajar sus expectativas con las necesidades reales que tengamos de voluntariado”, resume Gutiérrez. A parte de la actividad en sí, la persona voluntaria “aporta proximidad y humanidad”, añade. Para las personas que son acompañadas supone que “le importo a alguien que en principio ni me conoce”.





Voluntariado de personas jóvenes
Leire Fernández empezó a hacer voluntariado con 17 años, acompañando a personas mayores y le sorprendió lo que encontró. “Me esperaba gente mucho más mayor y menos independiente, más deprimida, con menos ánimo de hacer las cosas… Me encontré todo lo contrario. Una sorpresa para mejor, obviamente”, relata.
Venía de una racha de estar más bien aislada y cuando decidió implicarse haciendo voluntariado, desplazarse cada día a Barcelona y dedicar su tiempo a otras personas, a su familia le sorprendió mucho “para bien”, recuerda. Al principio no estaba muy segura. “Soy muy introvertida, me cuestan estas cosas”, se sincera, pero por supuesto esto no ha sido ningún impedimento para que Leire comparta su tiempo y su compañía con personas mayores que sienten soledad no deseada.
Las personas que acompaña hablan de sus familias, de cómo les ha ido la semana, cómo se encuentran… pero también comparten juegos de mesa. “Son una manera de estar cerca, no estar solos, pero no obligarnos a hablar cuando tal vez no te apetece”, reconoce Leire.
Y es que el caso de Leire rompe el estigma de que la juventud no se implica. Un mito que, para la responsable del Voluntariado del Grupo ABD, hay que mirar desde otro ángulo. “El voluntariado es una de las expresiones de la participación ciudadana, pero hay otras”, explica. “Las personas jóvenes a menudo participan de otra forma, no sólo a través del voluntariado”, acota. Este colectivo se encuentra también en un momento en que pasan muchas cosas en su vida: están estudiando, quieren trabajar, se quieren independizar… Esto hace que se impliquen pero de otras formas. Por ejemplo, en los programas de ABD “se vinculan muy bien pero durante menos tiempo”, señala Elisa Gutiérrez. No obstante, el reto no es solo por parte de la juventud sino que también lo es para las entidades el motivar e incluir a las personas jóvenes. “Tenemos que revisarnos y ser más atractivas para la juventud”, admite Gutiérrez.
Leire destaca también el respeto por el tiempo de cada una. Ella ha empezado un ciclo de cerámica y ha puesto el voluntariado “en pausa”. Desde ABD se la ha animado a tomarse este descanso para poder incorporarse de nuevo cuando haya asentado sus horarios de estudio y pueda volver “tranquila y bien”.


Voluntariado de largo recorrido
En el lado contrario se encuentra Victoria Calvo, probablemente la voluntaria que más experiencia aporta a la entidad, con más de 40 años vinculada. Empezó “cuando nadie hablaba de voluntariado”, recuerda, y lo hizo por casualidad.
Su historia empieza cuando llevaba a sus hijos a la escuela y allí conoció a otra madre que la animó a introducirse en el mundo del voluntariado. “Me debió ver aburrida y me dijo si no quería hacer voluntariado”, rememora divertida. En ese momento ni sabía lo que era, pero además le propusieron hacer voluntariado con personas con adicciones. Eran los 80 y la pandemia de la heroína hacía estragos. Con ese panorama al principio le costó entender pero la señora que había conocido le dijo: “tú no te preocupes, son muy buenos chicos y vale la pena ayudarles porque nos quieren mucho”. Como era una persona en quien confiaba mucho, le dijo que cuando tuviera a su hija pequeña en el colegio, lo haría. Y así empezó.
Fue en una nave cerca de una parroquia en el Guinardó. Eran 3 o 4 voluntarias y querían enseñar cosas prácticas. Como ella era profesora de corte y confección, decidieron hacer costura. La primera respuesta de las personas que acudían al espacio fue de estupefacción, algunas “no habían cosido ni un botón”, relata Victoria. Con el tiempo, el vínculo y la experiencia fue creciendo, hasta el punto que con una de las personas acabaron teniendo la idea de hacer una falta para su novia.
El recorrido de Victoria no se limita al voluntariado, sino que en su paso por ABD también ha podido cumplir con su sueño de ir a la universidad y estudiar una carrera, en este caso de educación social. “Solo hace 14 años que la he acabado”, admite, pero su ejemplo demuestra que nunca es tarde para estudiar y aprender.
Victoria cumple 85 años este mes y su proyecto ahora es descansar y disfrutar de su bisnieta. Eso sí, “ABD siempre que me necesite estoy allí, porque es como mi segunda casa”, concluye.





Voluntariado para acercar la cultura
Elicer Navarro era profesor de instituto, empezó a colaborar con ABD 3 o 4 años después de jubilarse y lleva ya 8 haciendo voluntariado en el CAS de Sants. Tras finalizar su etapa laboral, Elicer se encontró con una muy amiga suya, la presidenta del Grupo ABD, Felisa Pérez Antón. Esta le presentó casi una emboscada. Le dijo: “¿mañana estás libre?” y le invitó a una reunión. Este encuentro fue con el grupo de día del CAS de Sants, con las personas usuarias y la terapeuta. “Ella ya sabía, cuando me invitó, que me estaba incitando a entrar”, relata.
Las personas que forman parte del grupo son muy diversas: de edad, de procedencia… y el objetivo de Elicer es que se acerquen a las actividades culturales desde una perspectiva “más cercana y no académica”. Cada sesión proponen temas, el grupo elige uno y las personas investigan sobre este tema para compartir la información que encuentran con el grupo. “Ayuda a hablar, intercambiar y sacar cosas de uno mismo más allá del tema que toque”, explica.
Para Elicer, el voluntariado tiene una parte de compromiso pero para él ha superado este compromiso, “es un placer”, asegura. “Es un voluntariado de ida y vuelta”.
Comparte una anécdota con una persona que formaba parte del primer grupo con el que hizo voluntariado. Cuando le dieron el alta, se despidieron, pero posteriormente se puso en contacto para asistir a una actividad. Aunque no es habitual, “aún hoy me llama cada día para darme los buenos días, me ha presentado a su novia, a la perra que han adoptado y me tiene al corriente de su vida”. Aunque está contento con esta relación que han forjado, también ha supuesto un aprendizaje para ser más prudente en ciertos momentos o con algunas informaciones.
La de ABD no es la única experiencia de voluntariado que ha tenido Elicer. En otra ocasión, aunque su función era bien valorada, “no me sentía bien con lo que hacía allí”, reconoce. “No siempre las experiencias son satisfactorias, por eso es importante la formación”, añade humildemente.
Esto refuerza la argumentación de la responsable de voluntariado sobre el voluntarismo y el voluntariado: “El voluntarismo es importante, que las personas tengan ganas de hacer cosas es importante, pero no es suficiente con eso: es importante que las personas voluntarias tengan formación, que se las acompañe, que nos explique cómo y dónde poner los límites, tener claro cuales son las tareas de cada cual… porque solo con la buena voluntad nos podemos equivocar”, expone Elisa Gutiérrez.





Escuela de voluntariado
Además de ofrecer oportunidades de voluntariado para personas que quieren dedicar su tiempo y para acompañar a las personas atendidas en los programas de la entidad, ABD tiene una escuela de voluntariado abierta a cualquier persona que haga voluntariado. Ofrece formación en ámbitos de personas mayores, infancia o drogodependencias, pero también en temas más técnicos como la gestión de conflictos o la comunicación. “Nos da herramientas para hacer mejor voluntariado”.
Por el mundo que queremos, un pódcast del Grupo ABD
‘Por el mundo que queremos» es el pódcast del Grupo ABD que da voz a las historias de vida de las personas usuarias que acompañamos y que viven en situación de vulnerabilidad con la colaboración de Radio Maconda, la radio comunitaria de las Bibliotecas de Barcelona.
La coordinación del pódcast está a cargo de Begoña del Pueyo, miembro del patronato del Grupo ABD con una amplia experiencia en comunicación, junto con el Director de Comunicación del Grupo ABD, Enric Guinart. Además, también cuenta con la colaboración de la Asociación de Usuarios/as de la Comunicación, así como de periodistas de la talla de Julia Otero y Goyo Prados. En la parte técnica se cuenta con el apoyo de Albert Fernández.
Escúchalo en iVoox y suscríbete al canal para recibir los nuevos capítulos.














YouTube
Ya disponible el capítulo 4 del pódcast ‘Por el mundo que queremos’
Instagram
🛍️ ‘Para todas nosotras’: un mercado solidario que transforma el dolor en fuerza 💜
Del 13 al 21 de septiembre, ven al barrio del Clot (Barcelona) y descubre más de 1.000 artículos únicos: ropa, calzado, decoración, muebles y mucho más… a precios muy asequibles.
📍 Flex store Pesca Salada (Plaça de Font i Sagué, El Clot)
📅 13 al 21 de septiembre
🕙 10:00 a 20:00 h