«El voluntariado de acompañamiento telefónico a las personas mayores es una muy buena manera de recuperar la humanidad que estamos perdiendo»

En la Asociación Bienestar y Desarrollo hemos valorado, desde su inicio, el voluntariado como la expresión directa y viva de la sociedad; un movimiento participativo de la ciudadanía que interviene en la construcción de una sociedad más justa y respetuosa de la dignidad y de los derechos inviolables de las personas.

Es por ello que contamos con un equipo de personas voluntarias que dan un valor añadido de carácter relacional y social a la organización, y aportan un valor de calidad y proximidad a la tarea que desarrollamos completando el trabajo de los y las profesionales.

Una de las muchas actividades voluntarias que llevamos a cabo desde hace tiempo es el acompañamiento a personas mayores que atendemos mediante diferentes servicios que gestionamos desde la entidad como las Viviendas con servicios para persones mayores del Ayuntamiento de Barcelona.

Se trata de un servicio que pretende establecer una relación con las personas mayores que les permita romper con el aislamiento y la soledad que a menudo sufren. Son acompañamientos puntuales (visitas médicas u otras gestiones) y acompañamientos de continuidad (pasar un rato con una persona mayor un día por semana).

Con la crisis por la pandemia de la Covid-19, el servicio se ha reforzado con más personas voluntarias y se ha tenido que adaptar a la vía telefónica debido al confinamiento. Actualmente participan GloriaToniVictoriaEricMª ÁngelesJuditElisa Ángeles.

Además, este acompañamiento también se ha incorporado a los Servicios de Atención Domiciliaria SAD de los Ayuntamientos de Sant Vicenç dels Horts y de Sant Joan Despí, que gestionamos desde la entidad. Esta y otras actividades también son posibles gracias al apoyo y coordinación de las directoras de las Viviendas con servicios para personas mayores y de los/las coordinadores/as técnicos/as del SAD.

Para saber la importancia que tiene este servicio para las personas mayores hablamos con dos voluntarias de la entidad que estos días están llevando a cabo este acompañamiento. Elisa Soler, es una joven estudiante de 19 años que ya visitaba semanalmente una persona mayor. Ángeles Castuera, es periodista y tiene 51 años. Hace muchos años que hace de voluntaria y con la crisis de la Covid-19 se ha animado a dar este apoyo.

¿Cuando hace que haces de voluntaria?
Elisa: Hace unos cuatro o cinco meses.
Ángeles: Desde los 20 años. Lo voy haciendo de forma intermitente.

¿En qué consiste la tarea que estás haciendo estos días?
Elisa: Consiste en ir llamando periódicamente a la Filomena, la mujer con la que hacía el voluntariado y que iba a ver cada semana.
Ángeles: Acompaño a Antonia hablando con ella por teléfono un rato por la tarde cada semana.

¿Por qué te has decidido a hacer este voluntariado?
Elisa: Personalmente creo que la mía es una tarea que no podía frenar a pesar de la distancia. El voluntariado de acompañamiento conlleva un vínculo entre la voluntaria y la persona que lo solicita, así que ni sería ético ni me saldría de dentro hacer un «stand by» en este sentido. Más allá de mi caso personal pienso que es muy necesario devolver a la gente mayor todo lo que les debemos, y que nadie merece ni estar ni sentirse sola en el día a día, y menos en una situación tan excepcional.
Ángeles: Porque es ideal para la forma en que debo hacer el confinamiento. Es perfectamente compatible.

¿Como se sienten las personas con las que hablas?
Elisa: En mi caso noto dos cosas. La primera más obvia es la alegría de que alguien se interese por ella, y la segunda es la sorpresa. Me da la sensación que cuando llamo se sorprende, y eso me llena vez pero también me entristece porque es un claro ejemplo del abandono que sienten estas personas.
Ángeles: Antonia está contenta. Le gusta explicarme sus inquietudes.

¿Qué es lo que más te gusta de esta tarea?
Elisa: A mí me encanta todo. Al fin y al cabo, no es una tarea como tal, tú debes establecer una relación con una persona y no sólo gana la persona solicitante, ganan las dos personas que participan, también la voluntaria. Partiendo de esta base lo que más me gusta es el vínculo, y saber que esto mejora en algo la vida de alguien.
Ángeles: Compartir experiencias de vida.

¿Qué es lo más complicado de hacer el acompañamiento a través del teléfono?
Elisa: No poder tomar un café. Realmente cuesta más transmitir y recibir el calor por teléfono, no es lo mismo que tener la persona delante. Además, nuestra sociedad aquí en el sur de Europa es muy cercana, y se hace difícil.
Ángeles: Que no nos podemos ver, pero ya hemos quedado que ‘cuando termine todo esto’ iré a casa a tomar un café.

¿Sientes que ayuda a las personas mayores este servicio de acompañamiento?
Elisa: Estoy convencida, es un muy buen servicio que recompensa no sólo las personas mayores, sino también los jóvenes. Pienso que es una muy buena manera de recuperar la humanidad que estamos perdiendo.
Ángeles: Sí.

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