Violencias machistas, reconocimiento y redes de apoyo entre mujeres

Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, este 25 de noviembre estrenamos el séptimo capítulo del pódcast ‘Por el mundo que queremos’ para hablar del impacto de las violencias machistas, más allá de las 1319 mujeres asesinadas por sus parejas desde 2003. Dos mujeres supervivientes, Susana y Corinne, y la psicóloga especialista en violencias machistas del Grupo ABD, Susana Conesa, comparten espacio en este programa.

Susana y Corinne estuvieron 20 y 42 años casadas con hombres que las invisibilizaron, las menospreciaron y las maltrataron. “No es fácil detectar que vives esta situación”, admite Corinne. “Al inicio no me sentí maltratada porque veía a mi pareja tal como muchas otras, pero no me sentía bien, no me sentía alegre, había algo que no cuadraba.”, desarrolla, “mi marido me quitaba mi confianza, estaba perdida”, apunta Corinne. Susana tiene un relato parecido: “Aparece un hombre en tu vida que te lo da todo o lo parece”, señala, pero “me iba bajando la autoestima, había dependencia económica, dependencia emocional, había muchas infidelidades… Tu piensas que puedes cambiar a esa persona, pero te hace sentir que no vales nada”, resume. 

Corinne tenía una vida cómoda pero “vivía como reclusa con mi familia, en mi casa”- siempre estaba con su marido: trabajando, en casa…- y sentía “un malestar” que “no sabía de dónde venía”. Era el primer hombre con el que tuvo una relación. No tenía ninguna otra referencia ni nadie más en quien confiar. Susana trabajaba en el Departament de Educación, estaba en su mejor momento profesional y se quedó sin trabajo. Con su marido sentía que estaba “dentro de un bucle”, “como si algo te fuera comiendo por dentro pero tu no eres consciente”. 

El reconocimiento como inicio de la recuperación

Verbalizar que has sufrido violencia. Empezar a tener consciencia de que yo soy víctima de algún tipo de violencia es el primer paso hacia la recuperación”. Es un paso clave que define la psicóloga Susana Conesa, especialista en violencias machistas. 

“Mi pareja llevaba una doble vida”, explica Susana. Aún así, le hacía sentir que la relación no funcionaba por su culpa. “Me hizo sentir que sexualmente no le correspondía, estaba como alienada”, recuerda. Un día le pilló en una llamada con otra mujer y le reconoció que tenía otras relaciones para “alegrar” su vida sexual. Esa fue la gota que colmó el vaso. No fue fácil, estuvo varios días en shock y con una gran necesidad de entender porqué. Su marido le seguía pidiendo perdón y le pedía volver a empezar porque no quería separarse. “Lanzarte es complicado”, remarca. Y hacerlo después de pasar tanto tiempo con una persona, menos. “Piensas: ¿ahora que hago? No soy nada”, recuerda Susana. 

Corinne lo recuerda también como un proceso muy lento. “Buscaba ayuda y no sabía donde ir”. “Me busqué la vida, me fui con las maletas, lo dejé todo”, rememora. Sobre todo para tener “libertad de hablar y de pensar”, pues hasta eso le había robado su marido. “Me pintaba como una bruja delante de la familia y sigo siendo la bruja porque soy la primera que me divorcié de la familia. Todas las mujeres se callan y aguantan”, detalla Corinne para explicar la dificultad para identificar los malos tratos y poder salir de estas situaciones.

Estas violencias se reflejaban también en su vida sexual. “Él estaba acostumbrado al intercambio de parejas, a las orgías, a la prostitución… un contexto en el que yo no encajaba”, recuerda Susana. “Yo siempre le decía que si quería eso, que nos separáramos, pero él lloraba y me decía que era la mujer de su vida, que me quería y que iba a renunciar a todo”, añade. “Después volvía otra vez el círculo”, admite. “Yo sentía que había perdido la líbido, que era culpa mía que no tuviéramos vida sexual”, así que cuando logró acabar con la relación, tuvo que reencontrarse “ver que seguía siendo mujer y seguía sintiendo”. 

“Yo también perdí la líbido”, reconoce Corinne. “Pensamos en comprar juguetes sexuales, para una vida sexual moderna, agradable y lúdica”, apunta, pero para su marido sólo se podían usar juguetes que representaran el sexo masculino. “Me costó tres años, empezando de nuevo, porque no tenía confianza en mí, en mi cuerpo, todo estaba bloqueado de todo el sufrimiento”. 

El perfil de los maltratadores

Aunque se ha avanzado mucho en el reconocimiento de las violencias machistas, la psicóloga Susana Conesa cuenta como las leyes han cambiado y son algo público, pero en cambio, cuando la violencia se produce dentro de la pareja se percibe como un “conflicto de pareja”. Susana y Corinne relatan como dentro de su entorno hubo reacciones diversas. 

Corinne recuerda cómo después de su divorcio algunas amigas le reconocieron que identificaban a su marido como machista, pero durante la relación nadie se quería meter. “tienen vergüenza de hablar”. Susana relata como desde fuera, su familia, sus amistades… “todo el mundo estaba enamorado de él” y le decían que había tenido “suerte” de encontrarle. Y es que, “hay personajes muy seductores, y manipuladores”, aclara Susana Conesa.  “Tenemos suerte cuando hay un hombre que es más evidente y llega al juicio y contesta mal al fiscal, al juez, porque así todo el mundo ve lo que ve la pareja. Pero a menudo son hombres violentos con la pareja y no con todo el mundo”, cuenta Conesa. Además, es un proceso difícil de entender “¿Cómo puede ser que la persona que me quiere, me haga daño? Es inconcebible para la víctima pero también para las personas del entorno”, admite. 

Buscar ayuda

Susana y Corinne son dos mujeres que han sido atendidas en el SIE (Servicios de Intervención Especializados), un servicio de la Generalitat de Catalunya para mujeres, infancias y adolescencias que han estado o están en situaciones de violencias machistas, así como a otras personas de su entorno que sean testigos o víctimas. Llegaron allí por diferentes caminos. 

“Lloraba días enteros y no sabía qué me pasaba. Tenía el divorcio, tenía piso y tenía mi nueva vida, pero no podía dormir y fui al médico”, relata Corinne. Le contó su historia y le dio pastillas para dormir porque había vivido “como un terremoto” en su vida, con muchos cambios en poco tiempo. Un día iba a Vilanova pero no sabía qué autobús tenía que coger, así que preguntó a una mujer y ésta la ayudó. “En el autobús se quedó conmigo, hablamos, conectamos y le conté mi vida”, cuenta Corinne. La acompañó al ayuntamiento para hablar con una psicóloga que la ayudó durante 3 meses, “ella me explicó que yo sufría un maltrato psicológico”, reconoce. Cuando su psicóloga la vio mejor, le dio el alta y le dió la ubicación del SIE. Allí contó con el apoyo de profesionales pero también de grupos de mujeres distintas pero que habían pasado todas por procesos de violencias machistas. “Nos ayudamos mutuamente y al final es como una sanación. Con ellas he superado todo y me he empoderado”, destaca. 

Para Susana el proceso fue similar. Mientras estaba en proceso de separación, estuvo buscando información sobre recursos de apoyo y así encontró el SIE. Admite que fue con “bajas expectativas” porque no se consideraba “una mujer maltratada”. La violencia física fue “muy puntual, al final”, recuerda, pero detrás de los malos tratos físicos y psicológicos, “hay una montaña de piedras encima tuyo, que quieres sacar”. 

Trabajo en red y apoyo mutuo

En el SIE atienden a mujeres de cualquier edad y condición. Por ejemplo, la psicóloga Susana Conesa explica que hay chicas muy jóvenes que viven agresiones sexuales, pero también otras que tienen problemas de violencia de género, es decir, violencia dentro de la pareja. “Una construcción de un tipo de relación de pareja que ya empiezan a cocer desde que son muy jóvenes”. 

Susana y Corinne encontraron ayuda en el SIE pero también en otros servicios y recursos, con apoyo de profesionales pero también de otras mujeres. “Es tremendo cómo nos reconocemos entre nosotras”, señala Susana. Cuenta la anécdota del Club de Lectura en el que participa donde, en una lectura, habló sobre su situación de violencia machista y las demás mujeres se sorprendieron. Tras esta sorpresa inicial, recuerda, algunas mujeres se acercaron para hablar con ella y compartir sus experiencias. “Hay muchas cosas que la gente aún no se atreve a contar”, indica Susana, por lo que “si tu lo puedes decir en público y al decirlo puedes ayudar a alguien a darse cuenta de su situación, a entender que no es culpa suya y que hay sitios donde buscar apoyo, hazlo”. “Siempre se puede salir, sea la edad que sea, siempre encuentras a alguien que te puede ayudar”, reivindica Susana. 

Por su parte, Corinne recuerda como primero se puso un lema y después se puso retos. Su lema: “Igual que un guerrero, voy a vencer y a ganar batallas”.

En el Estado español existe un teléfono de ayuda a víctimas de violencia machista, el 016. Además, Catalunya dispone de la línea de atención a las mujeres en situación de violencia machista, el 900 900 120. El trabajo en red, es esencial. “Desde cualquier servicio al que una mujer pueda acudir y explicar lo que le está pasando-  sea la médica de familia, sea en los servicios sociales, las infancias en las escuelas, cualquier espacio en el que esta problemática llegue- los y las profesionales activan los protocolos y ya empiezan a canalizar cuál es el proceso que debe seguir esta mujer para evolucionar y para salir de la situación de violencia que está viviendo”, detalla Susana Conesa. 

Desde su testimonio, Corinne anima a las mujeres a superar el miedo e ir a ver a profesionales que puedan aliviarlas. “Buscar apoyo psicológico, para que las entiendan y activen las ayudas que hay”. Susana también recomienda a otras mujeres a informarse y a compartir su situación con personas que sepan escuchar, y sobre todo que las mujeres entiendan “que no es tu culpa”. Acaba con un mensaje final: “Puedes salir de esto. Si yo he salido, puede salir cualquiera.”

Por el mundo que queremos, un pódcast del Grupo ABD

‘Por el mundo que queremos» es el pódcast del Grupo ABD que da voz a las historias de vida de las personas usuarias que acompañamos y que viven en situación de vulnerabilidad con la colaboración de Radio Maconda, la radio comunitaria de las Bibliotecas de Barcelona.

La coordinación del pódcast está a cargo de Begoña del Pueyo, miembro del patronato del Grupo ABD con una amplia experiencia en comunicación, junto con el Director de Comunicación del Grupo ABD, Enric Guinart. Además, también cuenta con la colaboración de la Asociación de Usuarios/as de la Comunicación, así como de periodistas de la talla de Julia Otero y Goyo Prados. En la parte técnica se cuenta con el apoyo de Albert Fernández.

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