¡El Fuel Poverty Group de Madrid cumple su primer año de vida!

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Tras la experiencia generada en Barcelona en 2013 y más tarde en Andalucía, fue en octubre de 2016 que iniciamos nuestro recorrido en la ciudad de Madrid.

Al principio, formamos a un equipo de 17 personas voluntarias que, constituidas en agentes de cambio energético y social, afrontaron el difícil camino de reducir la pobreza energética en su entorno.

Qué hemos aprendido

Gracias al Estudio Técnico sobre Pobreza Energética de la Ciudad de Madrid (diciembre, 2016), sabemos que un 23,48% de los hogares madrileños sufre algún tipo de pobreza: energética, monetaria o ambas.

De este porcentaje, un 12,74% paga más de un 10% de su renta en gasto energético y un 26,44% se encuentra en una situación de vulnerabilidad.
También sabemos que los hogares madrileños se ven afectados por el deterioro de las condiciones de habitabilidad en el interior de sus viviendas (Grupo de investigación ABIO. Universidad Politécnica de Madrid).
Resulta especialmente relevante comprobar que es un fenómeno multidimensional, que se agrava con el cambio climático y el envejecimiento de la población; que no se concentra en ningún lugar específico del territorio y que sus efectos sobre la salud pueden ser muy importantes, tanto en condiciones de invierno como de verano, debido al incremento de la mortalidad y a otros problemas derivados, como el estrés, la depresión o el absentismo laboral o escolar.

En esta realidad estamos actuando aunque resulta indispensable plantear estrategias a largo plazo, con políticas integrales que permitan la intervención desde diferentes aproximaciones.

Sobrepasamos objetivos

Nacimos de la unión de dos entidades conscientes de la transformación social y energética que requiere la sociedad: ABD Asociación Bienestar y Desarrollo y la Asociación Ecoserveis. Conformamos una red de personas y entidades heterogéneas que se involucran en el desafío: la #RedFPG.
Este año, con el impulso de la Fundación ECODES y el apoyo de la Obra Social La Caixa, nos unimos a la Red estatal de voluntariado contra la pobreza energética, dando continuidad a nuestra visión de red de redes que busca paliar o revertir las situaciones de precariedad y vulnerabilidad vinculadas a la energía.
Los beneficios de estas alianzas repercuten en las personas y es así como nos han permitido:

Participar en 16 espacios o jornadas comunitarias de difusión.
Realizar más de 40 reuniones para la presentación del proyecto.
Albergar, formar y coordinar a un equipo estable e implicado de más de 20 personas voluntarias.
Llegar directamente a más de 500 personas informadas, formadas y asesoradas en nuestros talleres, puntos de información (fijos y móviles), jornadas y domicilios.

Por supuesto que la complejidad para abordar la pobreza energética continúa.
Soluciones diversas requieren de alianzas con agentes también diversos.