En el segundo capítulo del pódcast del Grupo ABD ‘Por el mundo que queremos’, conocemos el proyecto de La Botiga del Prat, de la mano de Kaoutar y Yakeline, mujeres vinculadas al servicio, y de Mònica Plana, directora del Departamento Técnico y del Área de Inclusión y pobreza
Cualquiera de nosotros y nosotras se puede encontrar en situación de necesidad alimentaria en un momento de nuestras vidas y hay muchas formas de dar respuesta a esta necesidad. Una de ellas es La Botiga del Prat de Llobregat. Conocemos el proyecto a través de Kaoutar El Haskouri y Yakeline Molina, dos mujeres vinculadas a La Botiga, y Mònica Plana, Directora del Departamento Técnico del Grupo ABD y responsable del Área de Inclusión y Pobreza.
La Botiga nace “de un proceso de transformación” explica Mònica Plana. “Los servicios de apoyo alimentario tradicionales venían funcionando con un sistema de lotes, donde las personas hacían cola y un grupo de personas voluntarias y profesionales hacían esta tarea de distribuir los alimentos en lotes”, cuenta Plana. El Ayuntamiento del Prat de Llobregat tenía un servicio de este tipo pero “abrieron la posibilidad de transformación” y ABD se sumó a este reto, añade.
El proyecto tiene varios aspectos diferenciadores: Trabaja con una moneda propia, las Ricardes– en referencia a la reserva verde ubicada en el municipio- y cada familia tiene una cantidad de monedas para hacer la compra en función de su composición. También apuesta por la sostenibilidad y la economía circular: desde la compra de proximidad, hasta el reaprovechamiento alimentario. Pero también la fórmula participativa o de gestión comunitaria donde las personas que necesitan apoyo alimentario tienen diferentes opciones para vincularse al proyecto.


De la distribución de alimentos a la vinculación comunitaria: La historia de Yakeline y Kaoutar
Aunque el objetivo principal es garantizar la seguridad alimentaria, La Botiga busca ser un espacio muy comunal y colaborativo con todos los agentes del territorio. “En La Botiga nos encontramos todos/as, es un proyecto muy comunitario. Con la excusa de la alimentación, vamos tocando muchos temas”, explica la directora del Área de Inclusión y Pobreza. Además, las personas que van a comprar son invitadas a participar en muchos niveles: en la gestión del día a día, en los procesos de decisión o en la organización de actividades.
Kaoutar y Yakeline son dos ejemplos no solo del impacto del proyecto sino de la implicación con el mismo. Kaoutar, profesional de la gestión comercial y el marketing, vive con su marido y sus hijos en el Prat. Ha sido usuaria, voluntaria y trabajadora de La Botiga y ahora tiene otro empleo pero sigue vinculada al proyecto.
“He conocido la Botiga desde tres miradas diferentes. La primera vez como usuaria muy satisfecha porque la atención era diferente, no era el lote típico y eso te da mucha autonomía. Llegas y puedes decidir qué necesitas más o menos y se ajusta más a los gustos y necesidades de cada familia. Por ejemplo, yo soy musulmana y poder escoger qué carne me llevo a casa hace mucho. Te gusta que tengan en cuenta las diferentes necesidades según la persona usuaria.”, resume Kaoutar. “Se crea mucha red, mucha comunidad y eso enriquece mucho”, añade.
Yakeline llegó hace dos años a España. En Colombia tenía un vivero de plantas y era técnica ambiental en control de plantas y jardines. Llegó como usuaria y rápidamente se incorporó como voluntaria. Cuando entró sintió “calor humano”, recuerda. “Venía hecha pedacitos, tuve que salir de mi país, deja una todo atrás y viene a empezar de cero. Entonces venir a un país nuevo y encontrar como una familia, se siente una como de esa casa”, relata Yakeline. “Recibes alimentos que es lo primordial pero además hay un cariño y una sensibilidad en el trato, lo guían.. Es muy bonito porque se siente una no tan extraña”. Como Kaoutar, Yakeline se ha sumado al equipo de La Botiga como voluntaria. “Me están dando y yo pensé que de alguna manera yo tenía que hacer un aporte. Y es mi tiempo, amor, cariño, mi voluntad de colaborar…Es una experiencia muy hermosa”.
Las personas que vienen a La Botiga son todas del Prat y muchas de ellas son nacidas en España. El único requisito para ir a comprar allí es que sean derivadas de Servicios Sociales.



Economía circular
“Personas y productos necesitan una oportunidad”, así resume Mònica Plana uno de los objetivos del proyecto.
En cuanto a los alimentos, La Botiga recibe donaciones pero también trabaja con mermas – para reducir el desperdicio alimentario y siguiendo una mirada ecológica en relación al planeta-, también se hace compra a pequeños productores o productores locales que trabajan en la agroecología desde la proximidad y la economía social. Incluso todo lo que se genera como residuo orgánico se transfiere a una asociación que hace compost con gusanos. Este compost, además, se utiliza en los huertos urbanos del Prat.
“Gestionamos el proyecto con la Fundación Espigoladors y, por lo tanto, desde el inicio tenemos la mirada hacia el reaprovechamiento y el campo, y nos han ayudado a crear una política alimentaria propia”, explica Mònica Plana. Además, “queríamos romper el vínculo entre personas con necesidad de alimentación y una alimentación inadecuada”, añade.


Un espacio de acompañamiento y de realización
«La Botiga del Prat es un espacio abierto, con zonas donde las personas pueden relacionarse entre sí, donde las niñas y los niños pueden jugar y abierto a personas que quieran hacer voluntariado o colaborar. Hemos querido construir un espacio “que sea bonito, que sea digno, que sea de todos y de todas, que haya vida”, apunta Plana.
Se realizan talleres, se aprovecha el voluntariado y la participación para fortalecer las habilidades y obtener herramientas para la inserción laboral…
“El objetivo es de garantía alimentaria pero es también un espacio de lucha contra el estigma y la discriminación, un espacio de diálogo y de encuentro, un espacio donde aprendemos, un espacio donde romper con la soledad no deseada… Las personas encuentran en La Botiga un espacio de acompañamiento y de realización”, concluye Mònica Plana.
Descubre más sobre La Botiga del Prat.

Por el mundo que queremos, un pódcast del Grupo ABD
‘Por el mundo que queremos» es el podcast del Grupo ABD que da voz a las historias de vida de las personas usuarias que acompañamos y que viven en situación de vulnerabilidad con la colaboración de Radio Maconda, la radio comunitaria de las Bibliotecas de Barcelona.
La coordinación del pódcast está a cargo de Begoña del Pueyo, miembro del patronato del Grupo ABD con una amplia experiencia en comunicación, junto con el Director de Comunicación del Grupo ABD, Enric Guinart. Además, también cuenta con la colaboración de la Asociación de Usuarios/as de la Comunicación, así como de periodistas de la talla de Julia Otero y Goyo Prados. En la parte técnica se cuenta con el apoyo de Albert Fernández.
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Ya disponible el capítulo 2 del pódcast ‘Por el mundo que queremos’
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📎Una carta/código de compromiso con los principios de la Comisión Europea sobre igualdad, inclusión y diversidad. ABD es firmante de la carta desde marzo del 2010.
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