El objetivo general es establecer un modelo integral, coordinado y centrado en los derechos de la infancia y la adolescencia para prevenir, detectar, intervenir y reparar los efectos de los abusos sexuales y otras formas de violencia. Este abordaje busca garantizar la protección, la justicia y el bienestar de las víctimas a través de la actuación conjunta de todos los sectores implicados.

Este objetivo específico se enfoca en la creación de entornos protectores y seguros, mediante la educación en derechos, la promoción del buen trato y la sensibilización social. Se trata de empoderar a niños, niñas y adolescentes, así como a las personas adultas de referencia, para reconocer y rechazar cualquier forma de violencia, fomentando relaciones respetuosas y libres de abuso.

Este objetivo busca establecer sistemas eficaces de identificación temprana de posibles situaciones de abuso sexual infantil, tanto en el entorno familiar como en el comunitario, educativo o institucional. La detección precoz permite intervenir con rapidez, reducir el daño, proteger a la víctima y activar los recursos necesarios para su atención integral.

Este objetivo se centra en garantizar que las víctimas reciban una atención integral, coordinada y sensible, desde el primer momento hasta su completa recuperación. Se prioriza la intervención profesional especializada y el acompañamiento emocional, procurando evitar la revictimización en los procesos judiciales, médicos o sociales. También se trabaja en la reparación del daño y en la restitución de los derechos vulnerados.